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martes, 10 de julio de 2018

La embarazosa sudoración excesiva

Sudar es un recurso natural que utiliza el cuerpo para regular su temperatura.
Sin embargo, muchos sudan en exceso, y esto va más allá que un simple problema de higiene.

Sudar es una reacción fisiológica natural; y antes que nada, hay que entender cómo actúa: nuestro organismo funciona tan bien gracias a muchas acciones involuntarias o inconscientes que realiza; es decir, aunque no nos demos cuenta ni estemos conscientes de eso, el cerebro manda miles de órdenes a los diferentes órganos del cuerpo para que trabajen correctamente, por ejemplo: el flujo de líquidos gástricos, el movimiento intestinal, la apertura y cierre de vasos sanguíneos, la cicatrización de heridas, etc.
Estas órdenes están comandadas por el sistema nervioso y la sudoración también está bajo su mando: el cerebro dispone inconscientemente que las glándulas sudoríparas expulsen líquido. Es por esto que no podemos decidir transpirar o no.
El proceso de sudoración es un mecanismo de regulación térmica corporal, o hablando en palabras fáciles, una especie de radiador biológico. Los seres humanos sudamos cuando nos encontramos bajo situaciones de alta temperatura.
Al hacer ejercicio o actividad física, se incrementa la vasodilatación y el calor corporal, por lo que el organismo se ve en la necesidad de expulsar líquido y enfriar el cuerpo. Por eso, la actividad en la que más transpiración existe es el deporte.
Sin embargo, cada persona suda de acuerdo al funcionamiento de su organismo. Según el dermatólogo Patricio Freire, la sudoración es muy relativa dependiendo de cada individuo: “Puede haber personas que se encuentren a 40 grados y sudan muy poco, y otras a 20 están empapadas de sudor” comenta el doctor.
Sucede lo mismo con las actividades físicas y, en escenarios similares, una persona puede transpirar más que otra

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